Seis Pecados
Capitales.
Garras,
zarpas, uñas, dientes. Aquí escarbo y arranco de la tierra hasta la última
raíz. Muerdo y desgarro, roe mi boca el muñón. Roe mi boca, mis uñas están
rotas, mis dedos sangran, dejo yermo el ámbito, que no brote ni una sola yema,
castración total, esterilización absoluta, todo el oro será extraído y
guardado. Mis ojos toda la noche han estado abiertos, sin descanso, rondaban
otras garras mi fortuna, he levantado una valla llena de alambres y ganchos,
zarzas metálicas, si pudiera impedir que la rosa exhalara su olor, pero la
ingrata se lo difunde a todos. Quisiera ponerle precio al aire. Socorro, que me
roban. Socorro que me roban. Avaricia.
Serpiente y
ungüento. Aceite, oh carne, oh carne, mi boca chupa y chupa sin descanso, glu
glu glu glu, émbolos y alcantarillas, yo me meto dentro, me introduzco en el
interior del éxtasis, conmigo mismo o con quien sea, necesito víboras y
líquenes, musgos húmedos, la noche es aceitosa, tiene un perfume de clepsidras
lunares, brilla la planta, en dicha noche he bebido hasta el amanecer vino y
mosto y ambrosia, hasta empalagarme el paladar, he salido ardiendo, y continué
más allá del amanecer, con anacondas translúcidas, húmedas, aceitosas. Ungüento
y piel. Ungüento y piel. Quemadura, sangre, mierda. He derramádome en todos los
contornos, las bocas me chupaban, he sido tragado incluso al mediodía, cuando
el sol doraba las arenas de la playa .No tiene nunca colmatación mi sed.
Lujuria.
Una y otra
vez, el pollo asado, una y otra vez , el pollo asado, dame ese lechoncillo que
lleva una manzana en su boca, ternera caramelizada, umm, qué sabor tan fuerte y
delicioso, mi paladar se llena de flores extrañas, arpegios inundan los
sabores, quiero ese muslo de cordero en aceite de salvia, también probaré la
carne humana. También probaré la carne humana. Gula.
El espejo,
quitad ese espejo de mi vista, quitad ese espejo, hacedlo añicos, me es
insoportable su presencia. Delacion, usaré la delación contra mi enemigo, en su
viña las uvas crecen gordas y brutales, y su ganado está lustroso, no puedo
soportar que su esposa tenga cuatro hijos, envenenaré las fuentes del pueblo,
ese, ese es el blasfemo. La inquisición me ha llamado de testigo, yo la he
visto practicar aquella noche rituales extraños, danzas raras, ella y sus
amigos lo invocaban. No puedo soportar ese vestido rosa. Tengo dos caras, una
de ellas es amable, la otra esconde mi verdadera naturaleza. ¿Y qué si es
mentira lo que digo?, no sobrevivirá mi enemigo a la calumnia, con eso me doy
por satisfecha, ojalá a toda su cosecha la langosta. Ojalá a toda su cosecha la
langosta. Envidia.
Yazgo como un
montón de carne y no me limpio. La suciedad en mis ojos, las legañas, ni un
poco de agua fresca buscaré. Qué cansancio para abrir los ojos. Me duele el
costado en el colchón, prefiero ese dolor a un solo esfuerzo. He defecado en mí,
me da lo mismo. Qué hambre, qué sed, qué repugnancia. Me da lo mismo. Pereza.
Que no haya
una cabeza por encima. Ese perro molesta demasiado. Que le corten las cuerdas
vocales a ese chucho. Ese taxi es un coche normalito. Déme la mejor mesa del
Restaurante, por Dios, al lado de esa gente no la quiero. Ascensión, soy un
Dios, los otros mueran. Níveas manos me entreguen sus pañuelos, y en cubertería
de plata una cabeza, ensangrentada, con la lengua afuera. Que mi trono de oro
sea tan alto, que el esclavo no llegue a mi cintura. No me es suficiente ese
vaquero, quiero también el abrigo de visón. Pero tú me resultas detestable, tus
miasmas corporales me molestan, porque yo soy un ángel y todo es puro en mi
figura y en mi cuerpo. Soberbia.
Diciembre 3, 2006
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