martes, 23 de diciembre de 2014

Pequeño Relato de Fantasía.

Y allí estaba yo, había conseguido fabricar hombres que eran solamente un glóbulo ocular por cabeza y hombres, los bautistas monstruosos, cuyas cabezas eran tan solo una maraña de tentáculos que surgían del cuello. Hacía falta por consiguiente un tercer monstruo y mi cabeza no acertaba a crearlos de la nada. Pero tras un copioso almuerzo, justo después de una saludable y esplendorosa siesta reparadora vino a mi mente la imagen, realmente no era una imagen, sería difícil definir qué es lo que se me vino a la mente entonces, la imagen como digo de un hombre sin nariz ni ojos ni oídos, enteramente una boca casi sin labios con unos dientes afiladísimos. Había encontrado el tercer monstruo para una variación en uno de mis poemas y ahora tenía que hacer el poema. Pero esta vez en vez de hacer un poema opté por el relato. Así que ahora mismo tenemos un grupo de muchachos y muchachas, que exploran el submundo fantástico de una mente mórbida. Nuestros héroes, que forzosamente han de tener, al menos ellos, los torsos desnudos, esos torsos que son como espejos en los que se refleja la luna llena de las sempiternas noches adolescentes, nuestros héroes, como ya digo, se aprestan a su dura labor de explorar un mundo donde inmensos Globos oculares vestidos de etiqueta tocan el arpa o algún instrumento muy de Dios Apolo. Sortear a los Hombres Bautistas con sus cabezas sustituidas por tentáculos, hombres de una perfección muscular sublime y cuyos dedos con afiladísimas uñas prometen toda una suerte de heridas magníficas a sus espectadores. Y para rematar la faena en este terrorífico mundo de espanto, en este carnaval del horror, aparecen los hombres que son sólo una boca, y además, Dios, estos últimos parecen estar bastante hambrientos, estoy por creer que quieren salirse del texto y darme un soberano mordisco. Y hete aquí que los chavales huyen mientras suena la última música de deleite clásico que los grandes compositores modernos están ahora mismo delineando. Una música que se desliza como sobre un hilo de araña su creadora, y que va desde el tintineo cristalino y metálico a la onda marina o el auténtico chirrido. Ahora obviamente hay que crear un universo de plantas extrañas con flores enigmáticas tanto o más exóticas de lo que es ya de por sí naturaleza. Y finalmente poner un gran tesoro de infinitos y rabiosos rubíes.

Enero 4, 2006.


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