jueves, 25 de diciembre de 2014

Nueva variación sobre "El Descenso".

El Descenso. Cicuentagésima versión.

Juan, Fernando, Andrés, Gloria, Luci, Federico, Susana, Paco, Cari. Estos son los protagonistas de la peli. Son muchachos y muchachas muy bien formados, salvo Cari, que está un poco gordita, y Federico, que es bastante feucho pero muy simpático. Son actores profesionales elegidos para desempeñar los papeles protagonistas de una película escrita y dirigida por Francisco Ruiz. Una nueva versión del Descenso. Una nueva variación más apabullante, en un esfuerzo del autor por rizar el rizo. Fernando es del Betis, todos los demás son sevillones, salvo Cari que es del Atlético de Madrid. El autor, o sea yo, les pone en peligro en las fauces de la torre siniestra, en la infernal escalera de caracol, en la terrorífica espiral. Tienen que realizar un descenso de dos horas por la escalera. El ancho de los escalones es bastante grande, no es el ancho de la escalera lo que los pone en peligro, sino lo terrorífico de la altura, la ausencia de pasamanos, la obscuridad, tremebunda, el hueco, sensitivo animal que se tragaría cual esófago infernal todo lo que cayera en él, y sobre todo el cansancio. Porque aunque la película debe de estar planificada para que dure dos horas, debe, sin embargo, dar la apariencia de que los muchachos y muchachas caminan en ese equilibrio inestable durante horas y horas. Además se incorporan a la acción miles y miles de cucarachas, que son los animales más repugnantes creados por Dios, si exceptuamos quizás a las moscas y a los tábanos. Así que la acción ha de empezar con la huida de algún monstruo, de alguien feo, o con la huida de algún peligro, real o imaginario, creado por el abuso de anfetaminas o por la vida misma, o quizás favorecido por la presencia, en la victoria, de algún suculento premio, un tesoro, o lo que sea (en esto el autor, o sea yo, os pide la ayuda suficiente, si sois benévolos conmigo, para que me superéis en audacia y originalidad, porque yo celebro con vítores de alegría la obra de arte bien ejecutada y a aquellos que superan sin envidia los actos de quienes los preceden), y a esta huida por el laberinto que en el descenso colosal ha de devorarlos o santificarlos los protagonistas, y en eso ha de basarse la película, han de mostrar su heroicidad o su cobardía, su debilidad física o mental, su fortaleza espiritual y su capacidad de trabajo en el riesgo. Por ejemplo puedo hacer que Cari, la chavala más gordita y simpática caiga en un resbalón, la escala logarítmica debe de estar húmeda y resbaladiza como la piel de una rana amazónica, y se despeñe o muera o que Fernando intente en un recodo sobre el abismo abrirse las venas con una navaja para no ser succionado por la monstruosa hélice y que Federico lo detenga a base de puñetazos, o que todos sientan el pánico general por la presencia de una zona en la escala de dificultad inmarcesible. Y en todo eso se basaría la película, en un simple pero continuado descenso abracabradante que extenúa las fuerzas musculares y morales de los muchachos protagonistas.

Julio 10, 2006


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