En los primeros días de la
colonización en Marte se enviaron cohetes con un mecanismo de fisión nuclear
que creaba agua a partir de arena, un mecanismo termonuclear al servicio de la
terraformación marciana. La terragénesis funcionó perfectamente y durante más
de un siglo se emitió vapor de agua a la atmósfera carbónica del planeta creada
directamente de la fisión termonuclear de la sílice marciana. Los cohetes eran
al mismo tiempo inmensas excavadoras que extraían la arenisca de la superficie
y a su vez, enormes centrales nucleares de fisión atómica. Llevar hombres a
Marte era una tarea en aquel momento imposible. El vapor de agua emitido
condensaba en la altura y la primera lluvia sobre Marte fue todo un
acontecimiento de esperanza para la humanidad. Poco a poco fuimos capaces de
crear ríos y lagos que lentamente erosionaron la superficie del planeta, aunque
no fuimos capaces de crear mares salados, pues en Marte no había Cloruro
Sódico. Luego empleamos todo tipo de algas para repoblar aquello, preparándolo
para la colonización humana. Y más tarde soltamos los primeros peces. La
cantidad de agua pesada que había en el ambiente era excesiva para un ser
humano normal, sabíamos que el humano enviado a Marte sólo viviría una media de
cincuenta años, pero la falta de recursos en la tierra había hecho descender la
esperanza de vida global media humana a los cuarenta y cinco, y sólo una casta
de científicos y políticos llegaba a la media de ciento doce años, y no es que
la medicina fuera mala, que no lo era en absoluto, prácticamente no había
enfermedades, es sencillamente que no había comida para todo el mundo y
decidimos que los mayores de cincuenta años debían ser asesinados
eugenésicamente, salvo si eran seres de dotes y dones excepcionales. Los
primeros pobladores humanos de Marte fueron cincuenta hombres y veinticinco
mujeres. Luego enviamos un centenar más, y seguimos enviando hombres
actualmente. Por eso la población mundial en la Tierra ahora mismo es de veinte
mil millones de seres, y la población humana en Marte es apenas de unas diez
mil almas. Es una población excepcionalmente Joven que se enfrenta a toda clase
de peligros, los peces que enviamos se han reproducido y mutado de una manera
realmente estrambótica, sus formas y colores son espectacularmente extraños y
están empezando a colonizar no sólo el suelo marciano sino incluso el aire, no
se sabe si el proceso se debe al agua pesada residual o a la inexistencia de
una capa de ozono en condiciones pero la evolución avanza a pasos rapidísimos,
a una velocidad desaprensiva, además, al ser los mares marcianos de agua dulce
su nivel endógeno de bacterias, hongos, y protozoos es muy elevado.
Estrafalarios pecesinsectos, que descienden de peces terráqueos, e insectos que
a su vez descienden propiamente de insectos mismamente terrenos, pueblan los
aires y las aguas de Marte, hongos gigantes que han evolucionado de oomycétidos
comunes colonizan las playas sin mareas de los lagos y ríos marcianos. Todo
tipo de algas habitan en las frondosas, extravagantes, y peligrosísimas
riberas, algas carnívoras y plantas espinosas que en la tierra eran fósiles
vivientes y que sin embargo aquí son lo más evolucionado y chabacano que
existe. Sin embargo no hemos llevado mamíferos a estas tierras salvo conejos,
algún que otro pájaro y ratas. Sólo las ratas, los conejos, y los gorriones se
han adaptado, pero los gorriones no pueden competir ya casi con los
insectospeces voladores y están prácticamente al borde de la extinción. Las ratas son gigantescas igual que los
conejos y se depredan entre varias razas, descendientes de sus primitivos
padres, entre sí, con una ferocidad sin piedad rayana en lo macabro, con una
apoteosis de bestialidad sin cuento. Shiiko Ontri, corazón salado, apagó su
ordenador y dejó de escribir el Tema que le habían pedido en clase.
Febrero 23, 2007
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